viernes, 15 de junio de 2007

Condiciones situacionales de la gestión de los conflictos

Gérard Marandon

Más allá de la empatía, hay que cultivar la confianza: Claves para el reencuentro intercultural

Condiciones situacionales de la gestión de los conflictos

Según algunos investigadores (Condon & Youssef, 1975; Dinges, 1983; Dinges &
Baldwin, 1996; Dinges & Lieberman, 1989), “el tipo de situación y el resto de participantes en la situación son factores mucho más determinantes para medir la competencia de la comunicación intercultural que no las características particulares que presentan los individuos” (Dinges & Lieberman, 1989: 381). Además, para estos últimos autores, una característica como la empatía tiene poca importancia en una situación estresante como, por ejemplo, la de un despido sin preaviso (being fired). El éxito de un encuentro depende en gran medida de la buena voluntad más o menos recíproca de los participantes. Sin embargo, esta condición está a menudo lejos de cumplirse, debido, en la mayoría de los casos, a las realidades profesionales, institucionales, políticas y económicas que pesan sobre un buen número de situaciones de encuentro, pero también debido a factores más personales relacionados con las diferencias de interés y motivación hacia el encuentro. En realidad, no podemos trazar una frontera impermeable entre factores situacionales y factores personales –las prácticas diplomáticas, éxitos o fracasos, lo demuestran– y los componentes personales influyen en la manera cómo los individuos interpretan las situaciones (Kealey, 1989: 423; 1996: 93). Pero admitiremos el principio de condiciones redhibitorias de la comunicación, como son la hostilidad, la amenaza, la mala fe, el chantaje, e incluso los dispositivos de control y el formalismo (Sitkin & Stickel, 1996, 209) que crean un clima de desconfianza e inducen a comportamientos defensivos por parte de los participantes. Estas últimas observaciones permiten considerar la confianza como factor situacional determinante en el desarrollo de un encuentro, sean los participantes en dicho encuentro personas o grupos. La noción de confianza ha sido objeto de trabajo y de teorizaciones elaboradas desde finales de los años setenta que más adelante evocaremos con más detalle. Así pues, en esta fase de la reflexión, es el momento de ampliar el campo al conjunto de situaciones de encuentro, es decir, introducir la dimensión cultural e intercultural. Pero antes conviene recordar, tomando como base las observaciones previas, que las cuestiones de conflictos producen independientemente problemáticas interculturales y que la gestión de las situaciones conflictivas depende a la vez de las capacidades de os protagonistas (competencias psicosociales) y del potencial de confianza de las situaciones de encuentro.

No hay comentarios: