viernes, 22 de junio de 2007

Reflexiones en torno al pasado, presente y futuro de la economía india

La presencia española en países de fuerte crecimiento: China e India
JUAN JOSE ZABALLA

2.- El modelo nehruniano

Por el contrario, India es una sociedad compleja. Económicamente pujante, sectorialmente diversificada, socialmente estructurada y políticamente integrada, que reúne una serie de rasgos diferenciales y característicos que permiten adivinar o, como preferimos los economistas, prever el surgimiento de una potencia global en el orden económico y político. Por consiguiente esimperativo que las empresas españolas se forjen una opinión acerca de los efectos y oportunidades que este nuevo fenómeno mundial puede tener para sus negocios y este es, precisamente, el objetivo de este trabajo: proporcionar a los empresarios españoles una reflexión acerca del surgimiento de India en la realidad mundial. La realidad política india, tanto interior como exterior, es inseparable de la labor del auténtico constructor de la nación: Jawaharlal Nehru. Tanto en su construcción como en su posterior, por no decir actual, desmantelamiento, el modelo nehruniano se extiende a los más importantes ámbitos de la realidad india. Este es el caso de la estructura política india, que, sin ningún rubor ni reserva mental, cabe calificar como la mayor democracia del mundo. El carácter democrático del sistema político indio viene avalado por tres hechos difícilmente cuestionables como son, primero, las altas tasas de participación registrados en los procesos electorales, con independencia del ámbito administrativo al que se refieran dichos procesos; segundo, la estabilidad, independencia, funcionamiento de las instituciones constitucionales; y, tercero, la demostrada alternancia en el poder entre las diferentes opciones partidarias y electorales que se debaten en la extremada y crecientemente compleja palestra política india.
El mencionado modelo nehruniano se caracteriza por:
Nacionalismo
Es importante indicar que tanto la política como la realidad social y económica india vienen fuertemente condicionados por altas dosis de nacionalismo, fomentado y alimentado desde las élites políticas e intelectuales. El motivo de esta ofensiva que aún hoy perdura en el carácter nacional indio es tan sencillo como la necesidad de construir una nación. Durante el período colonial británico, este componente nacionalista era básico para amalgamar la resistencia contra la metrópoli. Una vez alcanzada la independencia, el nacionalismo es el factor de cohesión de un país con 24 idiomas principales, hablados por más de un millón de personas, y más de 216 con los que se comunican más de 10.000 personas; con más de 22 alfabetos principales; con dos grupos étnicos claramente diferenciados como son el indio ario y el dravídico; que práctica más de ocho grandes religiones; con un factor de disgregación social adicional como es el de la casta, donde miles de castas y subastas forman un caldo de cultivo regional, social, laboral y religioso crecientemente vivo para el activismo político.
En este extremadamente complejo marasmo de intereses, el nacionalismo ha sido una constante que se ha mantenido en la vida política india a lo largo de los diversos cambios políticos registrados, hasta convertirse un valor político compartido por todas las opciones políticas de derecha, izquierda y centro que, a lo largo de los últimos cincuenta y nueve años, han ocupado el poder. Pero, adicional a este papel de aglutinador social, este nacionalismo tiene una profunda raíz cultural, que tiene un enorme interés político, en la medida en que convierte a India en uno de los pocos estados–cultura, por contraste con los estados– nación europeos que se consolidan como modelo universal a partir de la paz de Westfalia. Así, el concepto de “hindutva”, difícilmente traducible y que hace referencia a la “hindunización” de la sociedad india y a la difuminación del laicismo en que se fundamenta, originalmente, la República india, ha sido utilizado con mayor o menor intensidad y fortuna por opciones políticas de derecha y de izquierda, comenzando por el histórico partido del Congreso y terminando por el Bharatija Janata Party, que hace de la defensa de este nacionalismo cultural la misma esencia de su discurso político.
Economía autárquica y centralizada
Nehru se definió a sí mismo como un socialista fabiano, esto es, como un socialista no científico pre-marxista. Esta calificación carecería de relevancia intelectual sino fuera por el marco de Guerra Fría en la que se desenvolvieron los primeros pasos de India como nación, pues este posicionamiento ideológico permitió a Nehru hacer compatibles la democracia parlamentaria liberal con un intenso grado de intervencionismo y protagonismo público en la economía india, que tiene su máxima expresión en la aspiración, puesta de manifiesto en 1956 por el Parlamento indio, de “construir una sociedad conforme a un modelo socialista”. En el ámbito interior, este intervencionismo se materializa en el llamado “license raj” o imperio de la autorización administrativa que afectaba a cualquier iniciativa empresarial y, particularmente, industrial de creación o ampliación de actividad. En el ámbito exterior, una economía sujeta a un rígido sistema de restricciones cuantitativas a la importación y de aranceles punitivos materializaba el ideal gandhiano de “swadeshi” o autodependencia. Este concepto, creado, específicamente, como un instrumento de resistencia frente al poder de la metrópoli colonial, fue, posteriormente, incorporado a un complejo sistema de alianzas entre el poder político y la gran burguesía empresarial como mecanismo de preservación de los privilegios monopolistas en mercado interior indio, conformando, en esencia, un economía con un muy bajo nivel de apertura al exterior.




No hay comentarios: